Título: La niña que hacía hablar a las muñecas
Autor: Pep Bras
Nacionalidad: España
Alevosía, 2014
296 páginas.
Tapa dura con sobrecubierta
Precio: 19,95 euros.
ebook: 9,49 €
Autor
Pep Bras (Barcelona, 1962) es licenciado en
Periodismo y trabaja habitualmente como guionista en televisión, radio y cine.
Ha colaborado con Andreu Buenafuente en El Terrat desde sus comienzos en la
radio, y también con Julia Otero e Isabel Gemio.
Como autor de narrativa despuntó temprano con
el libro de relatos El bajel de las
vaginas voraginosas (1987), premio La Sonrisa Vertical, también destacan
las novelas L’edat dels monstres,
finalista del Premio Sant Jordi, y La
vida en siete minutos.
Argumento
A comienzos del siglo XX, una fuerte tormenta
hace encallar un trasatlántico procedente de Barcelona ante la isla brasileña
de Ilhabela, un paraíso casi virgen en el que sus humildes habitantes viven
apaciblemente rodeados de una naturaleza exuberante y mitos como el del
poderoso jaguar Gápanemé. El joven Joan Bras, que sobrevive casi milagrosamente
al naufragio vivirá una apasionada historia de amor con Catarina, la atractiva
viuda que ejerce los oficios de doctora en la isla.
Así arranca La niña que hacía hablar a las muñecas, una novela épica por cuyas
páginas veremos desfilar artistas de la ventriloquia y del ilusionismo,
románticos que sueñan con dar a conocer la genialidad de Gaudí por el mundo,
asesinos que no lo parecen, secretos inconfesables y mujeres que se enamoran
del hombre equivocado. Un viaje plagado de emociones que culmina en el
fascinante y cosmopolita París de los años 20.
El autor sobre la novela (nota de prensa)
“La novela que he tardado casi toda mi vida en
escribir se titula La niña que hacía
hablar a las muñecas, y, aunque por el camino he escrito otras cosas, esta
la considero especial y espero que a ti también te lo parezca. No habría podido
escribirla a los veinte, cuando confundía literatura con apasionamiento y era
capaz de teclear tres cuentos en una noche, encendiendo un cigarrillo con otro;
ni a los treinta, cuando me preocupaba tanto el cómo que olvidaba el qué.
El secreto para poder escribirla es que he tenido tiempo de vivir o lo que
viene a ser lo mismo: de leer muchos libros más. Por eso la novela tiene esta
dedicatoria: “A mi iaia Sión. Ella y
mi padre me hicieron escritor”.
Verás que el libro empieza con una niña
andando por un sendero, después de una noche de tormenta. Síguela, y ójala que
el viaje te atrape”.
Mi opinión
La niña que hacía
hablar a las muñecas nos cuenta la
historia de Joan Bras y de su hija Sión, y quien nos cuenta esta historia que
me ha encandilado es el bisnieto de
Joan, Pep Bras.
La novela empieza con un prólogo, luego tiene
dos partes (la primera se centra principalmente en Joan Bras, y la segunda, en
su hija Sión), y termina con un epílogo en el que Pep Bras nos habla sobre su
familia, y cómo terminó escribiendo La
niña que hacía hablar a las muñecas.
La novela me ha
cautivado. Los personajes están muy bien construidos y el autor me ha transportado
a la isla de Ilhabela primero, y a París después, metiéndome de lleno en la
historia.
La niña que hacía
hablar a las muñecas te atrapa desde las
primeras líneas, y quieres, necesitas, saber más, te vas introduciendo en la
historia, empatizando con los personajes y sintiendo su pasión y su dolor.
Pep Bras transmite muy bien el dolor que se
siente ante una gran pérdida, y los mecanismos de defensa tan diferentes que
utilizamos (no siempre los mejores ni
los más adecuados) para hacer frente a ese dolor y poder superarlo; y cómo un hecho en principio
inocente, puede ocasionar desgarradoras consecuencias y cambiar radicalmente la
vida de una familia.
La niña que hacía
hablar a las muñecas también nos introduce
en el arte de la ventriloquía (de ahí el título de la novela), y me ha
resultado fascinante, no conozco mucho sobre este mundo y me ha parecido muy
interesante.
Y por último, en la
novela hay un elemento más que no me esperaba, y que me ha encantado: la
metaliteratura. Como decía al
principio, Pep Bras nos cuenta la vida de su bisabuelo y de su abuela. A partir
de las memorias de Joan Bras recrea la historia, metiendo algunos comentarios
durante la narración que enriquecen aún más el texto.
“En la vida real, los hechos raramente suceden
como en las novelas. Si yo, como escritor, tuviera que recrear lo que ocurrió después,
probablemente usaría a Caike como un instrumento para insuflar suspense a la
trama principal. (…).
Pero no ocurrió así.
La vida no entiende de buenos o malos personajes secundarios,
ni de giros ni subtramas más o menos complejas donde todo encaja milagrosamente
en el último suspiro. La vida improvisa, y sale lo que sale”.
De esta manera, el autor nos cuenta una
historia de otra manera. Está realmente involucrado en ella pues, al fin y al
cabo, nos está contando (aunque de forma novelada) la historia de su familia.
En el epílogo, nos cuenta cómo ha llegado esta
historia, y de esta manera, a nuestras manos y, para mí, no tiene desperdicio.
“Soy escritor. Mi mente no es mejor ni peor que
la de los demás, pero está entrenada para ir almacenando cosas a las que pocos
darían importancia. Vivo de recopilar toneladas de material de desecho por si algún
día necesito recurrir a ellas: un gesto, un aroma, una sensación que tuve hace
años”.
No quiero contar mucho
más de la historia, para que te dejes atrapar por ella como ha hecho conmigo. Espero haber sabido plasmar lo mucho que me
ha gustado la historia, sin desvelar mucho del argumento, y que haya conseguido
picarte el gusanillo de la curiosidad por esta historia.
Y voy a terminar con una frase que me ha
gustado mucho, escrita por Joan Bras en sus memorias:
“Los recuerdos son figuras de cristal que conservamos
en botellas de nitroglicerina: es fácil que estallen en pedazos y nos hieran si
no aprendemos a manejarlos con prudencia”.
* Gracias a la editorial Alevosía por facilitarme el
ejemplar para su lectura y reseña.
Reseña
realizada para Momentos
de silencio compartido.
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Valoración:
9/10
“Los hechos son marionetas de ventrílocuo.
Sentados en las rodillas de un hombre sabio emitirán palabras
sabias;
en caso contrario no dirán nada o dirán tonterías”.
Aldous
Huxley
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