Título: En el café de la juventud perdida
Título original: Dans
le café de la jeunesse perdue
Autor: Patrick
Modiano
Traducción: Mª Teresa
Gallego Urrutia
Nacionalidad: Francia
Anagrama, 2008
144 páginas.
Precio: 14,9 euros
ebook: 6,64 €
Cuando
le dieron a Patrick Modiano el Nobel, no sentí especial interés en leerlo,
muchas veces los premios otorgados no tienen que ver con la calidad de la obra,
si no por otros motivos ajenos al libro en sí. Pero cuando Carax
y Rustis
y Mustis propusieron leer al autor, no dudé y me apunté en el momento. Este
tipo de iniciativas suelen gustarme mucho, y ser muy gratificantes. En un
principio pensé leer “La trilogía de la ocupación”.
Pero tras ir leyendo comentarios y opiniones sobre diferentes (y apetecibles)
libros de Modiano, ya no tenía nada claro por cuál decantarme. El reservar en la biblioteca “Entre tonos de gris” de Ruta Sepetys fue decisivo para descartar La trilogía de la ocupación: No me
apetecía leer dos libros sobre el Holocausto tan seguidos. Así que finalmente
me decidí por “En el café de la juventud
perdida”, había visto buenas opiniones y el título me parece muy sugerente.
Argumento
Una
hermosísima novela sobre el poder de la memoria y la búsqueda de la identidad.
París, años 60. En el café Condé se reúnen poetas malditos, futuros
situacionistas y estudiantes fascinados por la bohemia parisina. Y aunque la
nostalgia de aquellos años perdidos parecería ser el tema central de la novela,
Modiano le da un giro sorprendente. Porque ésta es también una novela de
misterio. Todos los personajes, todas las historias, confluyen en la enigmática
Louki. Cuatro hombres nos cuentan sus encuentros y desencuentros con la hija de
una trabajadora del Moulin-Rouge. Algunos la buscan, otros la aman, y para casi
todos ellos la chica encarna el inalcanzable objeto del deseo.
Mi opinión
La prosa de Patrick Modiano me ha
parecido deliciosa, y sabe transmitir mucho (muchísimo) con las palabras. Lo importante
del libro no me ha parecido la historia en sí, sino los sentimientos que
transmite, siendo el principal la melancolía.
En el café de la juventud perdida
comienza con un narrador en primera persona, que ni se presenta, porque el
importante no es él, si no la misteriosa chica de la que nos habla, Louki. Nos relata
cómo la conoció, y la impresión que ésta le causó.
Imagen de stockvault |
Pero
él no es el único narrador. Después de contarnos un trozo de la historia de
Louki a través de sus recuerdos, da paso a otros narradores, quienes, siempre
desde la primera persona, nos van contando sus recuerdos sobre Louki, cómo
ellos la percibían. Incluso la propia Louki nos cuenta un retazo de su
historia. Y a través de esos diferentes prismas, se va formando en tu cabeza la
imagen de tan peculiar personaje. Y aunque
ves varias partes que conforman la personalidad de Louki, no podrás ver la
imagen completa, ni siquiera al terminar el libro. Y no porque no esté bien
retratada; es más, creo que Patrick Modiano
hace un trabajo magnífico al ir dándonos, pedazo a pedazo, los detalles sobre
Louki, pero siempre quedará ese halo de misterio que rodea a las personas
complejas, contradictorias e impenetrables como ella.
En el café de la juventud perdida
es un libro coral, aunque todo él gire en torno a Louki. Pero Louki no es la
única protagonista, hay otro personaje
muy importante: la melancolía. Está en cada frase de la novela, transpirando y
calándote. Por eso decía que Modiano transmite los sentimientos muy bien,
porque la melancolía se transforma en un ente real que te da la mano, para
convertirse en aire que, al inspirarlo, hace que ella y tú os volváis un solo ser.
Melancolía
por el pasado, porque tu futuro ya no es nada, porque todo lo que tenías que
vivir, ya lo has vivido. Melancolía porque en ese momento, cuando el pasado era
presente, no eras consciente de que ése era todo el presente que iba a importar
en tu vida, ignorante de que ése iba a ser tu mayor momento de felicidad. Melancolía
por la ingenuidad con la que veías algunas cosas, por tener toda la vida por
delante, con tantas oportunidades, y que ninguna de tus elecciones te llevase
al sitio al que querías ir. Melancolía por ese café en el que poder refugiarte,
con esas personas desconocidas que terminaste por considerar tu protección
contra el mundo. Melancolía por no haber terminado de comprender la vida, por
tener la información incompleta y nunca llegar a conocer la verdad. Melancolía
por esas personas que marcaron el momento más importante de tu vida, pero que
ya sólo están en tu recuerdo. Melancolía por la juventud, por la vida vivida y
no vivida. Melancolía por la melancolía.
Imagen tomada de Freepik |
Con todos estos ingredientes, con un
personaje complejo visto desde diferentes ángulos, y París de fondo como un
personaje más de la novela, En el café de
la juventud perdida debería haber sido una gran novela. En parte lo ha
sido, pero… me ha faltado algo. Desde que terminé su
lectura, he estado dando vueltas y vueltas para encontrar eso que me ha
faltado. Porque sobrar no sobraba nada. Y he de decir que no lo he encontrado;
y no porque no esté, sino porque no he sabido materializarlo en palabras. No es
el final, un tanto precipitado a mi gusto, pero acorde con el resto del libro. No
es por haberme quedado con ganas de saber más de Louki, nunca se llega a
conocer del todo a una persona, ni aunque ella misma y las personas que la
conocen te cuenten en detalle su vida. No es porque no me haya gustado Louki
(al revés, me ha parecido un gran personaje y, aunque no comparta ciertas actitudes
suyas, la he comprendido y he empatizado con ella). ¿Entonces qué ha fallado?
(Para mí, obviamente; para otra persona puede ser un libro perfecto). Como decía
antes, no lo sé, pero algo le falta a la novela. Cuando la terminas, te quedas
con la sensación de que le faltan páginas. Y no tienen por qué ser del final,
sino en el medio de la historia. O tal vez ha sido la manera de terminarla. No el
final en sí, sino la forma de hacerlo. En definitiva, me ha faltado un “colofón”
con el que terminar un libro que me ha transmitido tanto.
Conclusión final
Os animo a descubrir a Patrick
Modiano, con esta novela o con otra suya que os atraiga más. Me ha gustado mucho su manera de narrar, y
aunque me ha dejado un regusto un tanto agridulce, el balance final es muy
positivo, y os recomiendo su lectura. Ahora me voy a cotillear otras
opiniones sobre En el café de la juventud
perdida, para ver si alguien más ha tenido la misma sensación que yo, y
poder comentar sobre ello.
Valoración:
7,5/10
“No hay melancolía sin memoria ni memoria sin melancolía".
Marcel
Proust