Ayer Leyendo en el bus cumplió tres
añitos. ¡Cómo pasa el tiempo! Hace nada decidía crearme el blog, sin ser
consciente de todo lo que me traería. Yo lo sigo considerando mi pequeño
rincón, al que sigo viniendo cuando quiero, sin sentir la obligación de
publicar ni de mantener una constancia. Luego veo que en verdad no es tan
pequeño, con casi 500 seguidores en el blog y 2800 en Twitter. Y esas cifras me
dan vértigo un segundo, hasta que dejo de pensar en ellas: Realmente no es lo
que me importa. Sí, a todo el mundo le encanta (yo incluida) que su blog vaya
creciendo, que tenga más seguidores, ver que a la gente le gusta y se sienten
cómodos en el pequeño espacio que has creado. Pero lo mejor, a lo que realmente
le doy importancia porque es lo que me aporta algo a mi vida, es la gente tan
maravillosa que he conocido gracias al blog, y las experiencias que he tenido
la oportunidad de tener.
Echando la vista atrás a este año,
veo lo bueno que ha sido: conocí a varias blogueras y personas maravillosas y
divertidas en la feria del libro de Madrid, las cuales "secuestramos"
a un autor, disfrutamos de una morcilla patatera, descubrimos lo tímidas y
calladas que somos todas... En definitiva, un día increíble que espero repetir
este año. He acudido a presentaciones y encuentros en los que me lo he pasado
genial y me ha dado la oportunidad de conversar con autores y descubrirlos de
una manera muy cercana. Me he enamorado de libros que sin el blog no sé si
hubiera descubierto. Me encanta leer reseñas de libros que ya he leído, ver que
otros comparten mi opinión, o lo mucho que difiere de la mía.
He participado en lecturas conjuntas y actividades en las que me he reído
mucho. Algunas personas han dejado de ser conocidas en este mundillo a ser
amigas. He disfrutado de charlas en las que el tiempo vuela, aderazadas con
cervezas y buena compañía. He aprendido a leer de otra manera: a leer mejor, a
buscar más en una lectura, a descubrir por qué algo me gusta o no, a ver lo que
falla y maravillarme con lo que funciona y me emociona, engancha o conmueve.
Y luego está Somos Alianza, por
supuesto. Aún no me creo que de una conversación en twitter creásemos algo con
lo que me lo paso tan bien. Me encanta idear cosas con Carla, descubrir a
autores, organizar lecturas (algunas muy buenas, otras no, pero no siempre se
acierta) y compartir lecturas, conversaciones y momentos con los miembros de
nuestra querida "secta".
Mi hermana me llama su frikita, pero
qué queréis que os diga, a mí me encanta y pienso seguir con el blog y como
lideresa hasta que me deje de ilusionar y se convierta en una carga. Sé que hay
cosas malas en la blogosfera, pero de eso prefiero pasar y quedarme con lo
bueno.
Por desgracia el blog tiene sus
rachas. No soy muy constante, creo que echando un vistazo a la frecuencia de
mis entradas se puede comprobar fácilmente. Además, el tiempo es limitado, y
ahora mismo no dispongo de todo el tiempo libre que me gustaría, y en el blog
se ha visto reflejado. Me tomé un descanso en diciembre, lo necesitaba, tengo
mil reseñas a medias porque ninguna terminaba de convencerme, no me apetecía
sentarme a leer, como para ponerme delante de un ordenador. Pero ahora vuelvo
con ganas, pero consciente de que no es posible hacer mil cosas a la vez y
hacerlas todas bien, así que voy a reducir la actividad del blog y publicar
solo una reseña a la semana.
Por las redes sociales seguiré
siempre disponible, y por supuesto, Carla y yo seguiremos enredando y
enredándoos en Somos Alianza.
Gracias a todos por estar ahí, por
leerme, por comentarme, por formar parte de Leyendo en el bus.
Como colofón, tengo que deciros que
estoy preparando una cosita para celebrar el cumpleaños de mi blog. Tranquilos,
que no os voy a enredar en nada, es algo que me apetecía y me hacía ilusión
desde hace mucho, y que está en proceso de ver la luz, y me encantaría
compartir con aquellos que quieran. Os dejo con la intriga, que Carla me está
enseñando a crear expectativas y tengo que practicar :p
PD. ¿Quién quiere un pastelito?