lunes, 30 de junio de 2014

Mis nuevos inquilinos #1

Nunca he hecho entradas de este tipo, pero como en mayo y junio mis estanterías han aumentado considerablemente, me he animado a compartir con vosotros a mis nuevos inquilinos. 

Lo primero, la foto de grupo. Faltan tres, porque se los han llevado mis padres de vacaciones. Como podéis intuir, va a ser una entrada un poco larga, y tengo lecturas más que de sobra para todo el verano.


  
Gracias a Mundopalabras, el autor Manu de Ordoñama me mandó su novela Vivir de rodillas. Aún no la he leído porque intuyo que es una historia dura, y estoy esperando el momento adecuado.

Y Bohodón ediciones me ofreció Un álamo en otoño, de Eva Barro. La portada, unido a la sinopsis, hizo que aceptase sin dudar, y me ha gustado mucho, en breve os traeré la reseña.
 



De La última vuelta del scaife, de Mercedes Pinto Maldonado ya os he hablado. Me llegó con un preciosa dedicatoria de la autora, gracias a la iniciativa de Lidia de Juntando más letras, Concha de De lector alector y Pedro de El búho entre libros.

Sé lo que estás pensando, de John Verdon, me llegó junto con unos caramelos riquísimos y un marcapáginas de No solo leo, gracias al sorteo que gané y a la amabilidad de sus blogueras.




 

¿Y quién podría resistirse a este libro, con semejante portada y título? Su autor, Depablo i Martí, nos ofreció La increíble y formidable aventura de un escritor que no quería serlo por separado a mi padre (El búho entre libros, por si algún despistado no lo sabe a estas alturas) y a mí, y ambos contestamos que sí. Obviamente, le dijimos que sólo mandase un ejemplar, que para eso compartimos libros y estanterías (más bien, yo comparto mis estanterías, mi padre hace tiempo que las tiene llenas).
 


Y en junio, excepto la primitiva, he ganado un montón de sorteos. Estos dos libros me han venido dedicados por sus autores: Una erasmus en Bruselas, de Alfredo Escardino, que no es de un género que suela leer, pero ahora para el verano me parece ideal. Y pese a todo…, de Juan de Dios Garduño, una novela postapocalíptica a la que estoy deseando hincar el diente.

                                    
  
Esta preciosidad, La fuerza de los fuertes, de Jack London, en verdad le tocó a mi padre en el sorteo de Laky de Libros que hay que leer. Pero así como quien no quiere la cosa, y ahora que no me oye, va a ir a parar a mi estantería.

Y Algón editores me ofreció Hojas de romero, de Miriam Marrero, el cual me llegó junto a un marcapáginas muy bonito.



Sólo he podido ir a la feria del libro un día, y éste ha sido mi botín:

En la orilla, de Rafael Chirbes, me lo recomendó mi profesor del taller de creación literaria, así que cuando vi que iba a la Feria del libro, no dudé en acercarme hasta su caseta para hacerme con él (aunque como no había leído nada suyo y tenía una gran fila de personas esperando, el autor fue un poco parco en palabras).

No estaba segura de comprar La leyenda de la isla sin voz, de Vanessa Monfort, pero aprovechando que estaba al lado de la caseta de César Pérez Gellida, no pude resistirme, y la autora fue majísima y encantadora.

Una madre, de Alejandro Palomas, va a ser la siguiente lectura de mi madre, una lectora feroz e implacable, muy exigente y a quien con más cuidado recomiendo libros, pues no acepta cualquier cosa. Y aunque éste en particular no lo he leído, por las cosas tan buenas que me han contado de él, no creo que le decepcione. El autor, también muy simpático.

Si os apetece leer qué tal fue mi tarde en la feria del libro, os dejo aquí la crónica de mi padre.

Y el último de la foto, Un saco de huesos, de Stephen King, fue un regalo de mis padres por mi cumpleaños, porque sabían que quería leerlo para la lectura conjunta organizada por Mara de Déjame leer en paz.

Pero esperad, que aquí no acaba la cosa (ya os dije al principio que estos dos meses mis estanterías se están quedando sin huecos).


También me compré (bueno, en verdad encargué que me compraran, porque por desgracia el 13 de junio no pude ir a la Feria del libro como era mi intención), 152 rosas blancas, una recopilación de relatos de Romántica Histórica seleccionados en el II Certamen Literario Divalentis. Los relatos de dos amigas mías (Alba Corpas y Tamara Miguel Maneiro) fueron seleccionados, y me han encantado. Me falta leer los 150 restantes, pero pinta bien la cosa. 



 Y a finales de junio me llegó el pack que gané en Libros que voy leyendo. Hubo un pequeño malentendido, pero cuando por fin me llegó, me hizo mucha ilusión. Y no es para menos, porque el pack estaba compuesto por la novela La huella blanca, de Ana B. Nieto, una libreta y dos colgantes muy chulos.

 
  

 Y también gané E-King, de Javier Díez Carmona, en el blog Un lector indiscreto, una novela negra que creo que voy a disfrutar mucho. Y El nadador, de Joaquim Zander, ganado en el blog de Momentos de silencio compartido para la lectura conjunta (llevo poco, pero de momento está muy interesante).


Y por último, gracias a la Editorial Planeta y a Momentos de silencio compartido, me ha llegado a casa La chica de los ojos del color de mi piscina, de Jorge Salinas, una novela muy apetecible.



Y esto es todo en cuanto a libros físicos, porque mis estanterías virtuales también han aumentado en estos dos meses. Pero eso ya lo dejo para otra entrada, que será tan larga como ésta.

¿Cuál de todos os apetece más? Yo creo que voy a implantar el sistema de mi querida Carax, asignarles un número y que alguien decida por mí, porque todos tienen muy buena pinta.

domingo, 29 de junio de 2014

Falsos dioses, de Peter Joseph



Título: Falsos Dioses
Autor: Peter Joseph
Nacionalidad: España
Círculo Rojo, 2013
424 páginas.
Tapa blanda
Precio: 17 euros
ebook: 0,89 €





 

Argumento


1943, en plena Segunda Guerra Mundial. Sandy Smith es un científico que se embarca en su primera misión donde consigue una información muy importante para los británicos… si logra llevarla a Londres.

Por otro lado, Mario Weber, recién nombrado inspector de la Gestapo, investigando lo que en un principio parecía un simple accidente de coche, se verá inmerso en una carrera contrarreloj que removerá toda su vida.


Mi opinión


Falsos dioses me tocó en el sorteo que realizó Francisco de Un lector indiscreto. Y hoy por fin os traigo mi opinión sobre este thriller con un ritmo trepidante.

Falsos dioses es un thriller histórico lleno de acción e intriga. Los caminos de Sandy Smith y Mario Weber se cruzarán. Ambos en bandos contrarios, ambos buscando la verdad. Smith, descubriendo unos planos que podrían resultar vitales para los británicos. Weber, averiguando lo que hay detrás de una ley alemana (os podéis imaginar qué tipo de “ley” es) y que le afecta personalmente.

Y aunque ellos dos sean los protagonistas principales, en verdad Falsos dioses es una novela coral, con personajes de ambos bandos, algunos simples “peones” y otros “mandamases”.

Falsos dioses es un thriller en el que prima la acción sobre los personajes. Y no es que estos estén mal retratados, sólo que he echado en falta que se profundizase un poco más en ellos. Pero eso lo compensa con unos diálogos ágiles y unas escenas llenas de acción que hacen que sus más de 400 páginas vuelen en tus manos.

Aún con todas las películas, documentales, novelas y reportajes que he visto/leído sobre la Segunda Guerra Mundial, me siguen horrorizando todas las atrocidades que se cometieron, la crueldad y maldad de la que es capaz el ser humano. En este caso, el autor no nos traslada a un campo de concentración. 


Por un lado, nos lleva al propio campo de batalla en el que los espías (o personas totalmente normales que se implican en la guerra) hacen un trabajo vital. Por otro, nos presenta a un alemán miembro de la Gestapo, que, aunque esté en el bando de los “malos”, nos muestra que no todo es blanco o negro, y a través de él conocemos un hecho espeluznante, pero totalmente verídico: un programa para deshacerse de todos los “no aptos”. Porque los alemanes no solo cometieron actos terroríficos contra los judíos, si no contra todos aquellos que no entraran dentro de su ideal de “raza pura”. No os cuento más para que lo descubráis por vosotros mismo.

Peter Joseph intercala hechos reales con la ficción de una manera brillante, transportándonos de la Francia ocupada, a Berlín e incluso a las montañas del Tíbet. En ningún momento se hace pesada toda la información o los acontecimientos históricos que nos cuenta (aunque se nota que detrás hay un gran trabajo de investigación y documentación). Al contrario, como decía anteriormente, las páginas vuelan a una velocidad de vértigo, a lo que contribuye una historia contada de manera amena, con unos capítulos cortos llenos de acción, y unos diálogos ágiles y dinámicos.


Recomendación final

Sin duda, Falsos dioses es una novela que recomiendo leer, especialmente a aquellos que les gusten las novelas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial.

Y desde luego, Peter Joseph es un autor a tener muy en cuenta, pues si su primera novela me ha gustado tanto, no puedo esperar a ver con qué me sorprende en la siguiente.


Valoración:

7,5/10
 “La maldad no es algo sobrehumano, es algo menos que humano”.
Agatha Christie

miércoles, 25 de junio de 2014

Resumen de mayo

Sé lo que estáis pensando: ¿Resumen de mayo a finales de junio? Pues sí, me gusta hacer esta entrada, pero últimamente no tengo muchas ganas de ponerme delante del ordenador, así que he ido retrasándola, y por fin aquí os la traigo.

Empecé el mes devorando libros, y lo terminé casi ayunando. Algunas lecturas las dejé a medias, y las retomaré cuando esté más animada y sea el momento adecuado.

Por eso, todos los libros que leí en mayo me gustaron; alguno se atascó un poco más por mi desidia, pero los que se me atragantaron, ahí están esperando, a que vuelvan a parecerme apetecibles.

1. Palmeras en la nieve, de Luz Gabás. Una novela con dos tramas temporales (mucho mejor la del pasado que la del presente), a la que encontré más de una pega, pero que aun así disfruté.

2. Bajo la misma estrella, de John Green. Una novela juvenil pero no dirigida únicamente a los jóvenes. Me he emocionado, he reído y he llorado con ella. Una historia muy bonita, un tanto predecible, pero no por ello me ha gustado menos.

3. La niña que hacía hablar alas muñecas, de Pep Bras. Una novela que me encantó (eso sí, más la primera parte que la segunda), con un poco de metaliteratura, y una familia muy especial.

4. Apaches, de Miguel Sáez Carral. Ambientada en el barrio en el que trabajo, Tetuán, me ha encantado recorrerlo de la mano del autor, y seguir a este periodista convertido en ladrón para salir del agujero en el que se ha metido toda la familia por una estafa realizada al padre. Muy recomendable.

5. Mendel el de los libros, de Stefan Zweig. Y lo último del mes, lo mejor (y mira que tenía duros competidores). Un relato corto, pero precioso. Me ha encantado la prosa de Zweig, y no tardaré mucho en sumergirme en otra obra suya.

Mayo fue el mes de la metaliteratura, y aquí podéis ver todos los libros con los que participé, y por qué los incluí como libros metaliterarios.

martes, 24 de junio de 2014

Los colores de una vida gris, de Pilar Muñoz Álamo





Título: Los colores de una vida gris
Autora: Pilar Muñoz Álamo 
Nacionalidad: España
Autoeditado, 2014
522 páginas.
ebook: 0,98 €
Formato físico no disponible





Argumento

Cinco amigas de elevado status social y económico deciden secundar el juego aberrante e inmoral propuesto por una de ellas en estado de embriaguez, en el que aflora con fuerza su más primitivo deseo de venganza. Sus vidas acomodadas y su carencia de escrúpulos, junto a diversas razones de índole personal, las incitan a continuar hasta el final, observando cómo el destino de una de ellas experimenta un giro radical que la aboca a un futuro de consecuencias imprevisibles colmado de obstáculos que nunca creyó tener que afrontar, y bajo la sombra de una amenaza cuyo origen desconoce. 
Un destino truncado para una mente vacía.
Una vida inmersa en un nuevo mundo gris.
¿O tal vez no?
Eso, además de ella, deberás decirlo TÚ.


Mi opinión

Llegué a esta novela porque mi padre se leyó el libro de relatos de la autora y le gustó mucho, así que cuando Lidia de Juntando más letras y Laky de Libros que hay que leer organizaron la lectura conjunta, no dudé en apuntarme. Y aunque la novela no era lo que esperaba, me ha gustado mucho. 

Los colores de una vida gris tiene tres partes. La primera se centra en la vida de cinco amigas, llenas de lujo y dinero, pero superficiales y vacías. La segunda, todo lo contrario, la protagonista principal tiene una vida llena de dificultades económicas, pero con amor, una auténtica amistad y un sentido de la vida hasta entonces inexistente. En la tercera parte, ambos mundo convergen y todas las piezas terminan de encajar. Pero volvamos al comienzo de la historia.

Al principio, te presentan a las cinco amigas con sus respectivos maridos, y en un primer momento no queda claro quién es quién, ni cuál es el marido de cada una. En más de una ocasión tuve que retroceder para aclárame porque, aunque no suelo confundirme y me quedo enseguida con los nombres de los personajes, esta vez me resultó un poco lioso (tal vez por presentarte te golpe demasiados personajes, en un principio muy parecidos). Y cuando por fin tuve claro quién era quién… mi padre me dijo que al final del libro hay un glosario con los personajes.

Así que ya sabéis, si alguno al empezar a leerlo se lía como yo, pues está muy bien conocer que al final hay una “chuleta” con los personajes a la que poder echar mano cuando sea necesario.

Los colores de una vida gris empieza con un prólogo contado en primera persona (que no sabemos quién es), en el que dice que se va a reunir con sus antiguas amigas para averiguar quién es el padre de su hija y quién lleva todos estos años amenazándola.

Después del prólogo, que te deja sabiendo querer más, retrocede unos años para empezar a contarnos la historia (esta vez en tercera persona), y sin que sepamos quién de las cinco amigas es la del principio.

Y el motivo por el que no sabe quién es su hija es porque todas ellas jugaron a una “ruleta”, que aunque sea de lo más rara y estrambótica, tienes que aceptar para poder continuar leyendo la historia. Creo que es una apuesta arriesgada, porque además, al principio es muy difícil conectar con las protagonistas. Yo por suerte no necesito empatizar con un personaje para meterme en la historia, y aunque sea extraño el juego en el que participan, para mí ha sido creíble. Lo menos verosímil han sido los motivos de Laura para participar, por muy cegado que esté alguien por el ansia de venganza, haciendo eso a la que más perjudica es a sí misma y al bebé que nacería (no digo mucho más para no hacer spoiler).

Y llegamos a la segunda parte. La historia mejora, es más humana, y me ha gustado mucho. Tal vez peca un poco de maniqueísmo (los pobres muy buenos y solícitos, los ricos muy malos y egoístas), pero es tolerable. Esta segunda parte vuelve a estar contada en primera persona por la protagonista, y ves su lucha por vivir en un mundo para el que no está preparada, pues siempre ha dependido de otras personas para vivir. Y la ves evolucionar como persona, madurar, crecer emocionalmente, encontrarse a sí misma y descubrir el poder del amor gracias a su hija.

Y así, sin darte cuenta, llegas a la tercera parte, donde ambos mundos vuelven a unirse, pues la protagonista, tal y como decía en el prólogo, necesita saber quién es el padre de su hija, y poner fin a las amenazas que comenzó a recibir cuando se quedó embarazada.

Y todas las piezas empiezan a colocarse en su sitio (aunque alguna era fácil de intuir), comparas la vida que tenía la protagonista al principio y al final, y comprendes que ese dicho “No hay mal que por bien no venga” le viene a esta novela como un guante.


Recomendación final

Los colores de una vida gris es una novela muy fácil de leer, la historia engancha y, aunque al principio te cueste empatizar con los personajes, después quieres saber más y no puedes parar de leer.

Tal vez la novela necesitaría una revisión, porque para mí sobran páginas, pero es una historia que he disfrutado mucho y que sin duda recomiendo. Además, cuesta sólo 98 céntimos, ni lo que vale un café.


Valoración:

7,5/10 
 
“Hay personas que de sus riquezas
no tienen más que el miedo a perderlas”.
Rivarol

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