Nuevo domingo, nuevo relato. Muchas gracias por leerme. Espero que os guste.
Hace seis años conocía a Francisco Manuel Granado, a Paco. Y no me refiero únicamente a que descubriera su prosa, si no que lo conocí a él en persona, en la presentación de su libro Regreso a Venecia en la Casa del libro. Ese día nos contó que escribía a mano "cosas serias", y que era frente al ordenador donde le salían las cosas divertidas. Y es que sus emails no tienen desperdicio, de lo divertidos y diferentes que son. Así que cuando me escribió hace poco diciendo que había escrito un nuevo libro y que si quería leerlo, no dudé en decir que sí. Y hoy os traigo mis impresiones sobre Memorias de la ballena, un libro que consta de tres relatos, conectados por el mar y las ballenas, y que me ha encantado.
Hoy os traigo otro relato, el segundo que publico en el blog. Espero que os guste. Muchas gracias por leerme.
La anterior novela de María Reig, Papel y tinta, me gustó mucho. En la reseña que publiqué en el blog (la puedes leer aquí), dije que me apuntaba a María Reig como una autora a seguir. Por eso, en cuanto me enteré de que publicaba Una promesa de juventud, conociendo únicamente del libro que la historia se desarrollaba en un internado en Suiza durante la Segunda Guerra Mundial, supe que quería leerlo.
«Hay tiempos en los que sucede que no pasa nada. Se vive en una calma imaginaria, dejando que transcurran los días como si nunca se fuesen a terminar. Y existen otros tiempos en los que cada respiración es un milagro, y en los que hay que estar preparado para ver por dónde soplará el viento al día siguiente».
«No quiso llorar. Las lágrimas te vacían y Gabriel lo que quería era llenarse de recuerdos. Por eso salió al huerto, para percibir por última vez el olor caldeado de la lavanda, el exquisito perfume de la dama de noche al atardecer, el fragante olor del azahar, capaz de curar migrañas y borrar nostalgias, y el de la hierbabuena, que relaja el espíritu y atesora la canción del río. Los aromas de su infancia se le grabaron con toda nitidez y se le metieron dentro para que no los olvidara nunca. Así fue como supo que se hacía mayor».