domingo, 8 de noviembre de 2020

Relato: Café para dos

Hoy os traigo otro relato, el segundo que publico en el blog. Espero que os guste. Muchas gracias por leerme.



CAFÉ PARA DOS

Mi mejor momento del día es cuando bebo café: lo saboreo sin prisas, recreándome en su sabor mientras su olor me transporta a mi infancia.
 
Nos veo a mi madre y a mí, en la cocina. Me está preparando el desayuno. Llena de leche caliente mi taza de gatitos. A la suya sólo le echa un poco. Después, le añade un extraño líquido marrón oscuro y una cucharadita de azúcar. Lo remueve todo y deja la cucharita en el plato. Agarra la taza con las dos manos, cierra los ojos y aspira. Su rostro transmite paz. Le da un sorbo, y veo auténtico gozo en su cara. Siento que, si alargara la mano, podría acariciarla.
 
¿Qué estás tomando, mamá?
—Café, bichito. Uno de los pequeños placeres de la vida.
—¡Yo quiero! Échame a mí también. —Mi yo del pasado se muere por tomar ese brebaje y ser tan feliz como ella.
—No puedes beberlo aún. Eres muy pequeña, y no te gustaría. Tienes que esperar a que seas grande.
—¡Pero yo quiero ahora!
—No, cariño, esto es para los mayores. Cuando tengas la edad suficiente, yo te prepararé tu primer café y nos lo tomaremos juntas.
 
No recuerdo con exactitud qué pasó después de eso, pero nunca se me olvidaron esas palabras, tal vez porque no tuvimos la oportunidad de tomarnos ese café juntas: Un coche truncó su vida y dejó un vacío en la mía que no he sido capaz de llenar, aun después de tantos años. El dolor, la rabia y la tristeza se atenuaron con el tiempo, pero ese vacío que a veces me asalta y me invade por completo sigue conmigo, y creo que nunca se irá.
 
Inhalo el aroma que desprende la taza que sostengo entre mis manos, y ese olor a tostado y nostalgia me transporta otra vez a ese día en el que mi madre me prometió compartir mi primer café, cuando la vida era un sitio seguro y confortable, un lugar en el que ella estaría siempre conmigo, espantando monstruos por mí y consolándome cada vez que me caía, y donde yo nunca sentiría el dolor ni la soledad que su marcha me traerían; cuando no sabía que nuestros abrazos eran limitados, que habría un futuro donde sólo en mis recuerdos volvería a estar en sus brazos.
 
Jamás sentiré el placer que veía en su cara cuando todos los domingos desayunábamos juntas, ella su café y yo mi leche. Pero me siento más próxima a ella cuando el día llega a su fin y yo saboreo mi taza en la cama, mientras el amargor del café y la dulzura de la leche se mezclan en mi lengua y esos recuerdos agridulces me invaden y me acercan a ella. Y aunque no experimente la misma paz que percibía en mi madre, sí me siento más en armonía y menos rabiosa con el mundo por lo que me fue arrebatado. Lo que nunca he entendido es por qué la gente toma café para no tener sueño, si a mí es lo único que me calma y consigue vencer mi insomnio.

18 comentarios:

  1. Qué bonito, me ha despertado recuerdos de leche, colacao, magdalenas y desayunos en la antigua cocina de casa...🥰💋

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    1. ¡Muchas gracias! Me alegra que te haya evocar esos recuerdos 😊😊

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  2. Muy emotivo. La frase final...estaba pensando, esta no duerme y mira, me ha encantado ese final.
    Una cosa, a mí ne encanta el ; pero he dejado de usarlos, leí en algún sitio que tendían a desaparecer y que los escritores ya nos lo usaban prácticamente.
    Un beso Teresa

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    1. ¡Muchas gracias, Inés! Investigaré lo del punto y coma, a mí me gusta mucho, y no sabía que ya no se usa, no entiendo muy bien por qué. También te digo que soy una rebelde, y sigo tildando "sólo" 😂

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  3. Precioso texto!! Triste y melancólico!!

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  4. Me ha gustado mucho hermanuca,esperando leer el siguiente😉

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    1. ¡Muchas gracias, hermanuca! Qué ilusión leerte por aquí, jeje. Un beso enorme 😘😘

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  5. Saludos Teresa, me ha gustado mucho, a ver con que nos sorprendes el próximo Domingo 😊

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  6. Me encanta el relato Teresa. He sentido que me llevaba de la mano por emociones compartidas sintiendolas como propias. Me gusta mucho cómo lo has cerrado, deforma cálida, conciliadora con la ausencia. Gracias por compartirlo!

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    1. Muchas gracias, Jimena. Me alegro mucho de haberte transmitido esas emociones. Un abrazo 😘

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  7. ¡Qué bonito!
    Es muy emotivo y reflexivo.
    Besetes.

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  8. Muy tierno y con un giro final inesperado. de hecho, me estaban extrañando las horas nocturnas para tomar café...

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Me encantaría que me comentaras, en especial si has leído el libro :)

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