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domingo, 4 de marzo de 2018

Encuentro con Michel Moutot – Las catedrales del cielo


El mes pasado estuve, junto a otros blogueros, en un encuentro con Michel Moutot en el Hotel de Las Letras, para hablar de su novela Las catedralesdel cielo.

domingo, 29 de noviembre de 2015

Encuentro con Kate Morton

El pasado 19 de octubre, unas cuantas blogueras tuvimos la inmensa suerte de acudir a un encuentro con Kate Morton. Cuando llegamos, estaban terminando de hacerle una entrevista. Al poco, comenzó el encuentro, con Kate Morton acompañada de un traductor y de Pablo Álvarez, el director de Suma de letras.

Pablo Álvarez comenzó dándonos las gracias por acompañarlos (aunque más bien, las agradecidas éramos todas las que estábamos allí por haber sido invitadas), diciéndonos que era un día muy especial porque estuviera allí Kate Morton. Nos remitió a “El jardín olvidado”, libro con el que Kate Morton saltó a la fama en España, y con el que llegó a muchísimas personas (en España se han vendido más de un millón y medio de ejemplares). Pablo también nos dijo que estaba muy contento porque estuviéramos allí, porque valora muchísimo el trabajo que hacemos de difundir los libros.

También nos contó los universos que maneja Kate Morton en sus novelas (conocidos por cualquiera que haya leído sus libros): protagonistas femeninas muy especiales con una personalidad muy bien construida y muy bien dibujadas, sagas familiares, alguna pérdida en el camino, muchísima intriga y ganas de conocer todo ese misterio que Kate Morton imprime en cada una de sus novelas ella.

También nos contó lo exigente que es Kate Morton consigo misma, como trata de superarse en cada nueva novela, y como lo ha ido haciendo. Que Suma de letras apuesta por ella, y han sacado una primera edición con muchísimos ejemplares, porque Kate Morton se ha convertido en un fenómeno tanto de ventas como de calidad.


Después le cedió la palabra a Kate, quien agradeció sus palabras y nuestra presencia, pues siempre le resulta apabullante cuando alguien dice tantas cosas maravillas de ella. Nos contó que hablar de libros con personas a quienes les gustan los libros es una de sus cosas preferidas, incluso cuando no es de sus libros (pero que ya que teníamos allí sus libros, que hablásemos de ellos). Para ella, tener su libro en sus manos es un placer. “El último adiós” los escribió embarazada de su tercer hijo, y que eso lo vamos a ver plasmado en él, pues es difícil que un autor no plasme parte de su vida en los libros que escribe. El objetivo de Morton cuando escribe un libro es que los lectores se sientan envueltos por su historia igual que se sentían envueltos cuando de pequeños leían un libro y les parecía que ese mundo en el que se metían era maravilloso. Nos dijo que podría estar hablando horas de su libro, pero que lo que quería era que le preguntásemos lo quisiéramos.

La primera pregunta fue si acariciaba la libreta en el bolsillo, como hace uno de sus personajes en “El último adiós”. Nos dijo que no, pero que siempre le acompaña alguna libreta de notas, sea de un tipo u otro.

Cornwall es un sitio especial para ella, siente que de alguna manera pertenece allí, pero hay muchos lugares que la inspiran, porque es una persona que suele enamorarse de los sitios. Entre otros, nos habló de Londres, una ciudad muy dinámica en la que se dan la mano el pasado y el presente

Las protagonistas de sus novelas siempre son mujeres porque le sale así, no porque sea su objetivo. Al fin y al cabo, ha crecido con tres hermanas, y en parte es por eso por lo que escribe sobre mujeres. Pero como ahora tiene tres hijos, vamos a ir viendo más notas y matices sobre los personajes masculinos.

Al igual que Alice, una de las protagonistas de “El último adiós”, también una vez se quedó atascada con una novela y terminó escribiendo otra. Le pasó con su tercer libro. Llevaba escritas 60.000 palabras y llegó un momento en el que a pesar de que el libro sabía que funcionaba no se sentía en vuelta por la novela. Se dio una semana de tiempo, en el cual empezó a desarrollar una nueva idea que le había venido a la mente, y cuando acabó la semana que se había dado de plazo, continuó con la nueva idea y no volvió a la original. 

Una de las cosas que nos contó Kate y que más me sorprendió es que escribe las historias tal cual van apareciendo en la novela. Con todos los saltos en el tiempo que da, me parece admirable. Lo que nos dijo es que se pasa varios meses pensando en cada una de las líneas argumentales, que sueña con ellas, las escribe y va anotando ideas, desarrollándolas de forma independiente y viendo cómo las puede ir mezclando. Pero cuando se pone a escribir, las escribe tal cual como aparecen, alternando unas historias con otras, porque la información de una la lleva al hilo argumental de otra historia.

Gracias a María por la fotografía

A Kate Morton le ha resultado curioso, como escritora, hablar de la opinión que tiene otra escritora. Para ella, las transiciones, a pesar de ser algo pequeño, le resultan difícil y complicadas (el explicar cómo un personaje pasa de un punto A a un punto B). lo que nunca quiere es que un lector se aburra con esa transición y cierre el libro. Aun así, para ella es más complicado describir las emociones de un personaje.

Cualquiera, al comenzar “El último adiós”, se piensa que Alice va a ser la protagonista principal. Sin embargo, Eleanor le va ganando terreno. Nos contó que, en un primer momento, concibió a Eleanor como un personaje pequeño, pero conforme fue ganando vida, se convirtió en un personaje central de la novela y en una especie de eje alrededor del cual giran todos los demás personajes. Que no fue su objetivo, pero que le resultó inevitable que así fuera.

Los personajes de sus novelas son ficticios, pero todo lo que sabe Kate de las personas es lo que luego plasma en la novela. Y que a veces, cuando sus personajes abren la boca y dicen algo muy sabio, dicen algo mucho más inteligente de lo que diría ella, y es cuando se da cuenta de que eso no viene de ella, si no de otra persona, y que ella lo canaliza y sale por boca de sus personajes. Ahí Pablo metió baza para decirnos que esa es la escucha del autor, la cual es muy importante. Que si un escritor ha hecho una muy buena ficha de personajes bien por escrito o bien porque haya pensado muy bien cómo quiere que sea, aunque el escritor quiera llevar la novela por un lado, el personaje se planta y le dice que no, que quiere (y va a ir) por otro camino. Kate nos dijo que es lo que ella llama la verdad emocional, y que está segura de que muchos lectores entienden cuándo el personaje va por el camino que desea y cuándo el escritor quiere que vaya por ese camino.

A la pregunta de si “El último adiós" fuera un cuadro, qué cuadro sería, Kate Morton respondió que sería un cuadro impresionista, porque desde lejos ves un cuadro único, pero conforme te vas acercando ves capas y matices que conforman el cuadro único que ves desde lejos. O también un tapiz, porque por delante lo ves todo perfecto, pero si le das la vuelta ves todos los hilos que hay por detrás, pero si vuelves a darle la vuelta, ves una historia perfecta.

A Kate le resultaría muy divertido, pero también surrealista, ver el libro llevado a la gran pantalla. Que sentiría que está viendo la historia escrita por otra persona. Y que de hecho, es lo que le pasa al escuchar el audio-libro de sus propias novelas, que tiene la sensación de que han sido escritas por otra persona.

Cuando se le preguntó que a cuál de sus novelas le tiene más cariño, nos respondió que eso era como pedirle que eligiera a alguna de sus hijos. Aun así nos respondió, y nos dijo que su libro favorito es el que está a punto de escribir, que siempre lo compara con una burbuja: Cuando empieza a escribir un libro, abre esa burbuja y va metiendo en ella sus experiencias. Cuando termina el libro y lo publica, ahí cierra la burbuja, la cual pasa a manos de los lectores, y entonces empieza una nueva burbuja.


Terminó el encuentro, y Kate nos dedicó los libros y se hizo fotos con cada una de las personas que allí estábamos. Después, los editores de Suma de letras nos dijeron que comiéramos, porque ni habíamos probado el ágape que nos habían puesto (y es que estábamos tan atentos a lo que nos decía Kate, que ni lo probamos, jeje).

Sólo puedo terminar esta crónica diciendo lo majísima que es Kate Morton, me resultó una persona muy simpática y cercana. Y dar las gracias a Suma de letras por organizar un encuentro así e invitarme a participar en él.


miércoles, 10 de junio de 2015

Crónica del encuentro con Romain Puértolas (La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel)


El pasado miércoles, unos cuantos blogueros fuimos a un encuentro con Romain Puértolas (autor de El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea) con motivo de la publicación de su nueva novela, La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel. Desde aquí quiero dar las gracias a Penguin Random House por invitarme (el encuentro se realizó en su sede) no sólo por lo bien que nos trataron (el ágape que nos pusieron estaba buenísimo) si no por darme la oportunidad de conocer a Romain Puértolas, una persona muy divertida y con un gran sentido del humor, que desprende positividad por los cuatro costados.

Su editora nos presentó a Romain Puértolas, y nos contó, entre otras cosas, que Romain escribe dramas divertidos, fábulas para adultos, y que tras El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea, con La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel se había consolidado como autor. También nos confesó que le pidió a Romain que cuando tuviera que escribirla, lo hiciera los lunes, para así empezar la semana de buen humor.

Romain nos contó que el ser serio y profesional en un trabajo no está reñido con estar de buen humor, alegre y feliz. Que él se toma la vida como un se bebe un whisky: sólo es amargo, con un refresco entra mucho mejor. Me gusta su filosofía de vida, y creo que ese derroche de positividad que desprende lo transmite muy bien en sus libros.

Nos habló de El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea (libro que aún no he leído, pero que ahora tengo intención de leerme en breve) y lo que supuso para él que lo hayan traducido a 37 idiomas, y haya varias productoras (como la de Brad Pitt) que quieran llevarla al cine (incluso hicieron ofertas antes de su publicación).

Después  nos habló de La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel. Toda la idea le surgió de una "tontería": los soufflés a él se le bajaban siempre, y pensó que en la gravedad eso no pasaría, al contrario, subirían mucho más. Nos habló de los personajes, de Providence y de Zahera, de cómo conectaron y se vieron reflejadas la una en la otra (Providence en la niña que fue, Zahera en la mujer en que se quería convertir).


Aunque la novela es una gran fantasía (una mujer que vuela sólo n ayuda de sus brazos y el fuerte deseo de estar al lado de su hija enferma), Romain nos dijo que a él le gusta que la fantasía esté argumentada y sea con lógica, no gratuita. Y que le gusta dar piezas como en una historia policíaca (sólo que sin asesino ni muerto).

Nos contó que el final de una novela tiene que impactar (a él no, porque lo escribió y no está tan esquizofrénico). Que jugando con su hijo, le vino el final.

También nos habló de las peluquerías antiguas (la novela comienza cuando un cliente entra, y le empieza a relatar al peluquero el momento en que Providence voló, y cómo llegó hasta allí) y la fascinación que éstas le producen, porque son un receptáculo de historias. Que un peluquero es como un psicólogo, pero él te corta el pelo, mientras que el psicólogo no hace nada.

Aunque él habló mucho, sobre todo al principio, mientras nos contaba de qué iba el libro y cómo se gestó en su mente, no fue un monólogo (aunque no hubiese sido aburrido, pues Romain es muy divertido), así que la siguiente parte de mi crónica la voy a poner como si hubiese sido una entrevista (íbamos metiendo baza y haciendo preguntas según surgía). No es literal, porque aunque tomé alguna nota, no la grabé ni la transcribí.

Pregunta: ¿Qué quieres transmitir en tus libros?

Romain Puértolas: En La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel, el amor maternal, y que no hay que abandonar a los 20 segundos del milagro (sin saber, claro está, que el milagro va a producirse en 20 segundos). Que no se puede abandonar la sala de un cine hasta que la película haya terminado, pues no sabes qué te vas a perder al no ver el final.

En Francia los libros que gustan son los que te lo acabas y puff, te pegas un tiro en la cabeza, pero a mí me gusta que haya un mensaje positivo o con un tono divertido.

P: ¿Cómo te surgen las ideas?

R.P.: Mi imaginación es como un grifo, tengo muchísimas ideas, incluso demasiadas. Mi padre siempre dice que el pelo en nuestra familia capta ideas geniales, y que por eso, en mi época punk, cuando lo llevaba muy muy corto, no tenía buenas ideas. Aunque yo le replicaba que era porque las nuevas generaciones, con una antena corta, captábamos igual que él con las antenas largas.

P: ¿Qué escritores te han influido? ¿Has leído a Jonas Jonasson y a Albert Espinosa? (en ciertos momentos la lectura de tu libro nos los ha recordado).

Aunque os parezca gazpacho y sangría, es
un zumo de fresas (riquísimo) y otro de uvas
R.P.: Sí, he leído a ambos autores. Aunque antes que ellos también ha habido otros referentes, pero parece que sólo nos acordamos del último. Me gusta mucho Eduardo Mendoza, aunque alguno de sus libros no me ha gustado, en general son geniales y muy divertidos.

P: ¿Tienes algún método o manía a la hora de escribir? ¿Dónde y cuándo acostumbras a hacerlo?

R.P.: El 90% del libro, lo que el lector lee, lo escribí en el móvil. Me surgen ideas, frases, diálogos, párrafos enteros. Me lo mando por email (aunque no literal, si a alguien le llegase, no lo entendería).

P: ¿Cuánto has tardado en escribir la novela?

R.P.: Pues El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea tardé tres semanas, y con La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel, dos semanas y media. Soy un apasionado, cuando me meto dentro de una historia, no puedo parar hasta que la termino. Obviamente, después tengo que corregirla y pulirla, pero el grueso del libro tardé eso en escribirlo.

Antes, cuando conocía el final de la historia que tenía en la mente, ya no me interesaba escribirla, porque era como un lector-escritor. Ahora, por suerte, eso ha cambiado.

P: ¿Crees que los monjes tibetanos escuchan realmente a Julio Iglesias? (es un pasaje que sale en la novela):

R.P.: Jajaja, oye, no voy a ser yo quien juzgue qué música escuchan, o qué mensajes hay en las canciones. Me he tomado una pequeña licencia, porque realmente Julio Iglesias nunca ha cantado Pobre diablo en chino. Y también me tomé otra licencia con el presidente de Italia. Porque… ¿cómo se llama, quién es? (Nota: ¿A que tú tampoco lo sabes? Y no vale mirar google, jajaja). Pues por eso puse a Berlusconi.

P: ¿Has conocido a algún islandés? (en la novela, la erupción de un volcán irlandés es el punto de partida de toda la historia, y en uno de los pasajes, dice que menuda casualidad que sea un volcán islandés, cuando nadie conoce a ningún islandés?:

R.P.: Sí, jajaja. Justo el otro día estuve con una escritora islandesa. Pero es verdad que, cuando tú preguntas a la gente de dónde es, te dicen todos los países imaginables, menos Irlanda.

En la novela iba a poner al volcán irlandés (Eyjafjallajökull) que erupcionó hace unos años, pero estrenaron la película “Eyjafjallajökull (o simplemente ‘El volcán’)en la que sale dicho volcán, y aunque mi libro estaba escrito de antes, se iba a publicar después de la película, y decidí cambiarle el nombre para que no se pensase que me había inspirado en la película.


P: ¿Por qué un título tan largo?

R.P.: Me gustan los títulos largos, porque cuando lo dices, ya te has metido en la historia, ya te hace soñar. Si fuera simplemente “La niña”, no te diría nada. En cambio, cuando lees el título, La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel, ya te está metiendo de lleno en el libro.

Además, yo lo primero que hago siempre es mirar la portada de un libro. Empiezo por eso. Si me llama la atención, ya miro el resumen, después me leo la primera página y, si me han gustado las tres cosas, entonces me llevo el libro.



Hubiéramos seguido y seguido hablando, la tarde se pasó volando, fue muy entretenida; pero llegó la hora de irse, no sin que antes nos dedicara los libros, y nos hiciéramos unas fotos con él. Siento si me he enrollado, pero la tarde dio para mucho, y nunca se me ha dado bien resumir.

En aquel momento, yo estaba a 30 páginas del final, el cual devoré de camino a casa. Un final emotivo y precioso, que pone la guinda a un libro que, aunque he de reconocer que al principio me costó meterme en la historia, terminó por conquistarme por completo.


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