miércoles, 10 de junio de 2015

Crónica del encuentro con Romain Puértolas (La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel)


El pasado miércoles, unos cuantos blogueros fuimos a un encuentro con Romain Puértolas (autor de El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea) con motivo de la publicación de su nueva novela, La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel. Desde aquí quiero dar las gracias a Penguin Random House por invitarme (el encuentro se realizó en su sede) no sólo por lo bien que nos trataron (el ágape que nos pusieron estaba buenísimo) si no por darme la oportunidad de conocer a Romain Puértolas, una persona muy divertida y con un gran sentido del humor, que desprende positividad por los cuatro costados.

Su editora nos presentó a Romain Puértolas, y nos contó, entre otras cosas, que Romain escribe dramas divertidos, fábulas para adultos, y que tras El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea, con La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel se había consolidado como autor. También nos confesó que le pidió a Romain que cuando tuviera que escribirla, lo hiciera los lunes, para así empezar la semana de buen humor.

Romain nos contó que el ser serio y profesional en un trabajo no está reñido con estar de buen humor, alegre y feliz. Que él se toma la vida como un se bebe un whisky: sólo es amargo, con un refresco entra mucho mejor. Me gusta su filosofía de vida, y creo que ese derroche de positividad que desprende lo transmite muy bien en sus libros.

Nos habló de El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea (libro que aún no he leído, pero que ahora tengo intención de leerme en breve) y lo que supuso para él que lo hayan traducido a 37 idiomas, y haya varias productoras (como la de Brad Pitt) que quieran llevarla al cine (incluso hicieron ofertas antes de su publicación).

Después  nos habló de La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel. Toda la idea le surgió de una "tontería": los soufflés a él se le bajaban siempre, y pensó que en la gravedad eso no pasaría, al contrario, subirían mucho más. Nos habló de los personajes, de Providence y de Zahera, de cómo conectaron y se vieron reflejadas la una en la otra (Providence en la niña que fue, Zahera en la mujer en que se quería convertir).


Aunque la novela es una gran fantasía (una mujer que vuela sólo n ayuda de sus brazos y el fuerte deseo de estar al lado de su hija enferma), Romain nos dijo que a él le gusta que la fantasía esté argumentada y sea con lógica, no gratuita. Y que le gusta dar piezas como en una historia policíaca (sólo que sin asesino ni muerto).

Nos contó que el final de una novela tiene que impactar (a él no, porque lo escribió y no está tan esquizofrénico). Que jugando con su hijo, le vino el final.

También nos habló de las peluquerías antiguas (la novela comienza cuando un cliente entra, y le empieza a relatar al peluquero el momento en que Providence voló, y cómo llegó hasta allí) y la fascinación que éstas le producen, porque son un receptáculo de historias. Que un peluquero es como un psicólogo, pero él te corta el pelo, mientras que el psicólogo no hace nada.

Aunque él habló mucho, sobre todo al principio, mientras nos contaba de qué iba el libro y cómo se gestó en su mente, no fue un monólogo (aunque no hubiese sido aburrido, pues Romain es muy divertido), así que la siguiente parte de mi crónica la voy a poner como si hubiese sido una entrevista (íbamos metiendo baza y haciendo preguntas según surgía). No es literal, porque aunque tomé alguna nota, no la grabé ni la transcribí.

Pregunta: ¿Qué quieres transmitir en tus libros?

Romain Puértolas: En La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel, el amor maternal, y que no hay que abandonar a los 20 segundos del milagro (sin saber, claro está, que el milagro va a producirse en 20 segundos). Que no se puede abandonar la sala de un cine hasta que la película haya terminado, pues no sabes qué te vas a perder al no ver el final.

En Francia los libros que gustan son los que te lo acabas y puff, te pegas un tiro en la cabeza, pero a mí me gusta que haya un mensaje positivo o con un tono divertido.

P: ¿Cómo te surgen las ideas?

R.P.: Mi imaginación es como un grifo, tengo muchísimas ideas, incluso demasiadas. Mi padre siempre dice que el pelo en nuestra familia capta ideas geniales, y que por eso, en mi época punk, cuando lo llevaba muy muy corto, no tenía buenas ideas. Aunque yo le replicaba que era porque las nuevas generaciones, con una antena corta, captábamos igual que él con las antenas largas.

P: ¿Qué escritores te han influido? ¿Has leído a Jonas Jonasson y a Albert Espinosa? (en ciertos momentos la lectura de tu libro nos los ha recordado).

Aunque os parezca gazpacho y sangría, es
un zumo de fresas (riquísimo) y otro de uvas
R.P.: Sí, he leído a ambos autores. Aunque antes que ellos también ha habido otros referentes, pero parece que sólo nos acordamos del último. Me gusta mucho Eduardo Mendoza, aunque alguno de sus libros no me ha gustado, en general son geniales y muy divertidos.

P: ¿Tienes algún método o manía a la hora de escribir? ¿Dónde y cuándo acostumbras a hacerlo?

R.P.: El 90% del libro, lo que el lector lee, lo escribí en el móvil. Me surgen ideas, frases, diálogos, párrafos enteros. Me lo mando por email (aunque no literal, si a alguien le llegase, no lo entendería).

P: ¿Cuánto has tardado en escribir la novela?

R.P.: Pues El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea tardé tres semanas, y con La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel, dos semanas y media. Soy un apasionado, cuando me meto dentro de una historia, no puedo parar hasta que la termino. Obviamente, después tengo que corregirla y pulirla, pero el grueso del libro tardé eso en escribirlo.

Antes, cuando conocía el final de la historia que tenía en la mente, ya no me interesaba escribirla, porque era como un lector-escritor. Ahora, por suerte, eso ha cambiado.

P: ¿Crees que los monjes tibetanos escuchan realmente a Julio Iglesias? (es un pasaje que sale en la novela):

R.P.: Jajaja, oye, no voy a ser yo quien juzgue qué música escuchan, o qué mensajes hay en las canciones. Me he tomado una pequeña licencia, porque realmente Julio Iglesias nunca ha cantado Pobre diablo en chino. Y también me tomé otra licencia con el presidente de Italia. Porque… ¿cómo se llama, quién es? (Nota: ¿A que tú tampoco lo sabes? Y no vale mirar google, jajaja). Pues por eso puse a Berlusconi.

P: ¿Has conocido a algún islandés? (en la novela, la erupción de un volcán irlandés es el punto de partida de toda la historia, y en uno de los pasajes, dice que menuda casualidad que sea un volcán islandés, cuando nadie conoce a ningún islandés?:

R.P.: Sí, jajaja. Justo el otro día estuve con una escritora islandesa. Pero es verdad que, cuando tú preguntas a la gente de dónde es, te dicen todos los países imaginables, menos Irlanda.

En la novela iba a poner al volcán irlandés (Eyjafjallajökull) que erupcionó hace unos años, pero estrenaron la película “Eyjafjallajökull (o simplemente ‘El volcán’)en la que sale dicho volcán, y aunque mi libro estaba escrito de antes, se iba a publicar después de la película, y decidí cambiarle el nombre para que no se pensase que me había inspirado en la película.


P: ¿Por qué un título tan largo?

R.P.: Me gustan los títulos largos, porque cuando lo dices, ya te has metido en la historia, ya te hace soñar. Si fuera simplemente “La niña”, no te diría nada. En cambio, cuando lees el título, La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel, ya te está metiendo de lleno en el libro.

Además, yo lo primero que hago siempre es mirar la portada de un libro. Empiezo por eso. Si me llama la atención, ya miro el resumen, después me leo la primera página y, si me han gustado las tres cosas, entonces me llevo el libro.



Hubiéramos seguido y seguido hablando, la tarde se pasó volando, fue muy entretenida; pero llegó la hora de irse, no sin que antes nos dedicara los libros, y nos hiciéramos unas fotos con él. Siento si me he enrollado, pero la tarde dio para mucho, y nunca se me ha dado bien resumir.

En aquel momento, yo estaba a 30 páginas del final, el cual devoré de camino a casa. Un final emotivo y precioso, que pone la guinda a un libro que, aunque he de reconocer que al principio me costó meterme en la historia, terminó por conquistarme por completo.


8 comentarios:

  1. Gracias por la crónica. Estos encuentros siempre son agradables.

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  2. Qué pena que no pude asistir !
    Besos.

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  3. Qué suerte tenéis de poder asistir a estos encuentros tan estupendos!

    Un beso.

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  4. Nos pudimos ir al final, una pena no haber compartido este estupendo encuentro. Besos.

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  5. Que envidia!!! Muchas gracias por acercarnos al evento. Los de la capi os lo sabéis montar muy bien ;)
    Besos

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  6. Romain es genial, super optimista, vital.. Transmite buen rollo y siempre es un placer hablar con él. Besos.

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  7. Tenía mucha curiosidad por el libro anterior del autor y ahora me picas con éste... Me gusta lo que nos has contado, parece que es un escritor majo que transmite buen rollo en sus obras. 1beso!

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Me encantaría que me comentaras, en especial si has leído el libro :)

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