Autor: Enrique
Jardiel Poncela.
Nacionalidad:
España.
Editorial:
Vinces-Vives.
Edición original:.
Edición: 1996.
192 páginas.
Tapa blanda.
Precio: 8,65 euros.
ebook: €.
ISBN: 9788431633684
Hacía mucho que quería leer algo de Jardiel Poncela y del llamado Teatro
del absurdo, así que cuando Laky de Libros que hay que leer
y Nora bosco y Lectora de tot de Momentos
de silencio compartido nos propusieron el mes
del humor, elegí Eloísa está debajo de un almendro, y os aseguro que
es una buena elección, porque las risas están aseguradas.
Autor (información obtenida de Wikipedia)

Sin embargo, el paso de los años no ha hecho sino acrecentar su figura
y sus obras siguen representándose en la actualidad, habiéndose rodado además
numerosas películas basadas en ellas. Murió de cáncer, arruinado y en gran
medida olvidado, a los 50 años.
Argumento
Mariana está enamorada de Fernando Ojeda, un hombre misterioso y a
quien ella cree portador de un gran secreto, en el que ella tiene algo que ver.
Pero a veces le odia, cuando él se pone una máscara y finge ser una persona
normal y corriente. Sus sentimientos, como le dice su tía Clotilde (en
principio, la única cuerda de la familia), no son muy normales, pero claro,
formando parte de una familia de locos en la que su padre no ha pisado la calle
desde hace muchísimos años (pero viaja en un tren imaginario todas las semanas),
su tía Micaela está obsesionada con los ladrones y con coleccionar búhos, y su
hermana, la loca oficial de la familia, está desaparecida… pues tampoco parece
muy raro que ella necesite que su novio
sea un hombre misterioso que le oculte algo grave para ser feliz. Y el tío de Fernando,
Ezequiel, puede que también oculte algún turbio secreto… ¿O será la casa de los
Ojeda la que realmente esconda algo misterioso?
La obra
Eloísa está
debajo de un almendro es una obra de teatro muy corta, que se desarrolla en tres únicos
escenarios (en un cine, en la casa de la familia de Mariana y en la casa de los
Ojeda). Todos los personajes, a su manera, están un poco locos, y hay secretos,
enredos y tejemanejes que dan lugar a malentendidos y situaciones hilarantes.
Eloísa está
debajo de un almendro se engloba en lo que se conoce como Teatro del absurdo, en el que todo
parece muy superficial, pero tiene mucha más profundidad de lo que en un
principio pueda parecer. Y también tiene
garantizadas sonrisas y risas, que te harán olvidar la realidad por un
momento, y dejarte con un buen sabor de boca después de haberte adentrado en el
mundo de estos personajes en los que la cordura brilla por su ausencia.
Mi opinión
No suelo leer teatro, no es un género que me atraiga especialmente. Pero
este año he leído dos obras, Macbeth
y ésta de la que hoy os hablo. Y aunque no sea uno de mis géneros preferidos, nunca
me ha decepcionado ninguna de sus lecturas.
Eloísa está debajo de un almendro debería ser de obligada lectura para aquellos
que están un poco alicaídos o desanimados. Y también para aquellos que están
alegres y no quieren sumergirse en un libro con una historia triste.
Creo que no hay mejor manera de empezar un lunes por la mañana, montada
de pie en el autobús de las 6:30 camino del trabajo, que con el libro de Eloísa
está debajo de un almendro en las manos y la mente en la historia de estos
personajes tan entrañables y cómicos. Casi podía sentir la mirada de otros
pasajeros fulminándome por ir riéndome a esas horas (y de pie en el autobús,
creo que no hay cosa que me ponga de peor humor, pero ese día ni me enteré),
mientras nos agarrábamos en una de esas curvas que asemejan a un rally y que
más de un pisotón han provocado (y ninguna caída, porque debido a los recortes
y la escasez de autobuses, vamos apiñados y no hay espacio para caerte).
Pero bueno, que me voy por las ramas. Que yo venía a hablaros de mi
experiencia con la obra, y no de mis viajes en el autobús o en el metro (que
darían para más de una entrada).
Para centrarnos, os pongo un trozo de una escena. Atención, periodistas
y fotógrafos, así es como tenéis que hacer vuestro trabajo, para que esté bien
hecho:
«“Fotografía tomada por
nuestro redaztor gráfico, que llegó al lugar del crimen tres minutos antes de
cometerse éste”. (Dejando de leer de nuevo.) ¡Lo que debe ser! Y no llegar
cuando ya ha pasao to, que nunca se entera una bien de cómo ha ocurrido la
cosa...»
Todos tenemos nuestro punto de locura y nuestra propia realidad, aunque
muchas veces ésta es desfigurada y adaptada a lo que nosotros queremos,
centrándonos solo en lo que nos interesa. Supongo que en parte de ahí viene el
refrán “Cada loco con su tema”. Y en esta obra, hasta la que parece más
cuerda (y dice ser la única que no está loca), nos provoca dudas, pues, ¿quién puede vivir rodeado de locos y no
contagiarse de su locura? Y al final, está claro que Clotilde tal vez loca,
lo que se dice loca, no esté, pero muy bien de la cabeza tampoco.
Lo único de la obra que se me ha hecho un poco pesado han sido las
aclaraciones que hay para situarte (y situar) a los personajes en la escena, y
la descripción de los escenarios. Y yo creo que principalmente ha sido porque
no estoy acostumbrada a ello y, para mí, rompían un poco el ritmo de la
historia.
Escondidas
entre conversaciones absurdas y cómicos razonamientos, se encuentran
reflexiones que, no por salir de boca de una loca (o posible loca) dejan de tener
su razón:
«Porque
se cree y se espera tanto del amor, que, a fuerza de creer en él y de esperar
de él, falta decisión para personificarlo en nadie...»
Lo único malo de la lectura de Eloísa está debajo de un almendro
es que me ha dejado con muchísimas ganas de ver la obra de teatro. Aunque aprovechando
que la están representando a Madrid y hay entradas por solo 12 euros, no creo
que tarde mucho en satisfacer mi necesidad de ver representada esta obra, y
echarme unas buenas carcajadas.
Recomendación final
Lo único que puedo añadir (o volver a decir), es que si quieres echarte unas cuantas risas, y empezar la mañana o terminar
el día con buen humor, o en algún momento entre medias reírte un rato, éste es tu libro, y Eloísa está debajo de un almendro la
historia que necesitas.
Valoración:
9/10
"Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados,
sólo se diferencian en que unos están más locos que otros".
Nicolas Boileau